Si tienes una función renal reducida, la cantidad de fármaco que tu cuerpo puede eliminar cambia. Eso significa que la dosis que tomas habitualmente puede quedar acumulada y causar efectos secundarios. Ajustar la dosis renal no es nada complicado, solo hay que seguir unos pasos y conocer algunos datos básicos.
El ajuste se vuelve necesario cuando el aclaramiento de creatinina (AC) cae por debajo de los 60 ml/min. Con un AC de 30 ml/min o menos, la mayoría de los fármacos requieren reducción, y si está bajo 15 ml/min, la mayoría se elimina casi por completo por los riñones.
También hay que prestar atención a los fármacos que se eliminan casi exclusivamente por vía renal, como la vancomicina, los aminoglucósidos, la digoxina o algunos diuréticos. En esos casos, la dosificación sin ajuste puede producir toxicidad rápidamente.
1. Conoce tu aclaramiento de creatinina. Puedes obtenerlo del informe del laboratorio o usar la fórmula de Cockcroft‑Gault (edad, peso, sexo y creatinina sérica).
2. Identifica la fracción de eliminación renal del medicamento. Esta información está en la ficha técnica o en bases de datos como Micromedex. Si el valor es del 80 % o más, el ajuste es obligatorio.
3. Aplica la regla de tres. La dosis habitual se multiplica por el ratio AC del paciente / 100 ml/min. Por ejemplo, si tomas 500 mg de un antibiótico y tu AC es 40 ml/min, la nueva dosis será 500 mg × 0,4 = 200 mg.
4. Ajusta la frecuencia. A veces es más fácil reducir la cantidad y mantener el intervalo, o al revés: mantener la cantidad pero espaciar más las tomas.
5. Vigila los niveles plasmáticos. Para fármacos con monitorización (como la vancomicina), controla los niveles en sangre y ajusta según los rangos terapéuticos.
6. Consulta al farmacéutico o al médico. No todos los ajustes son lineales; algunos requieren algoritmos específicos o consideraciones clínicas.
Un ejemplo práctico: una persona de 70 kg, 65 años, con creatinina sérica de 2 mg/dl tiene un AC de aproximadamente 35 ml/min. Si la dosis estándar de enoxaparina es 40 mg diarios, el ajuste sería 40 mg × 0,35 ≈ 14 mg, redondeando a 15 mg cada 24 h.
Recuerda que el objetivo no es solo reducir la dosis, sino mantener la eficacia del tratamiento sin generar toxicidad. Por eso, siempre combina el cálculo con la observación clínica: controla signos de insuficacia del fármaco (por ejemplo, falta de anticoagulación) y posibles reacciones adversas.
En la práctica diaria, ten a mano una tabla de los fármacos más comunes que requieren ajuste (antibióticos, anticoagulantes, antidiabéticos, analgésicos opioides). Así puedes consultar rápido y aplicar la regla del 30‑50‑70 % según el grado de alteración renal.
Finalmente, la educación del paciente es clave. Explica por qué la dosis cambió, cómo debe tomar el medicamento y qué síntomas observar (dolor de cabeza, mareos, visión borrosa, entre otros). Un paciente bien informado ayuda a detectar problemas antes de que se agraven.
Ajustar la dosis renal es una parte esencial del manejo seguro en personas con enfermedad renal crónica. Con los pasos correctos y la información adecuada, puedes evitar complicaciones y asegurar que la terapia siga funcionando como debe.
Guía clara para manejar medicamentos en mayores: riesgos, dosis, criterios Beers, ajustes renales, adherencia y deprescripción. Consejos prácticos y checklist.
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