¿Alguna vez has comprado un pastilla porque el nombre te suena bien, pero después no sabes si realmente es lo que tu cuerpo necesita? La respuesta está en el principio activo, la sustancia que hace funcionar el medicamento. Si aprendes a identificarla y a comparar opciones, puedes ahorrar dinero y evitar efectos indeseados.
El principio activo es la molécula que produce el efecto terapéutico. En una caja de ibuprofeno, por ejemplo, el ibuprofeno mismo es el principio activo, mientras que los demás componentes son excipientes que ayudan a que la pastilla se disuelva. No importa si la marca se llama "DolorX" o "AlivioMax", lo que realmente cuenta es cuánta cantidad del principio activo contiene cada comprimido.
Paso 1: busca el principio activo en la etiqueta. En la mayoría de los empaques aparecen en negrita o en una sección llamada "Principio activo". Anota el nombre y la dosis que indica (por ejemplo, 400 mg). Así podrás comparar fácilmente diferentes productos.
Paso 2: verifica la dosis. Dos medicamentos con el mismo principio activo pueden tener concentraciones distintas. Un comprimido de 200 mg no sustituye a uno de 400 mg sin ajustar la cantidad que tomas. Si no estás seguro, consulta la hoja de información del paciente o pregunta al farmacéutico.
Paso 3: mira la diferencia entre genérico y de marca. Los genéricos usan el mismo principio activo y la misma dosis que la marca original, pero suelen costar menos. No hay evidencia de que sean menos eficaces, siempre que el fabricante cumpla con los estándares regulatorios.
Paso 4: revisa posibles interacciones. Algunos principios activos pueden reaccionar con alimentos, bebidas o con otros fármacos que ya tomas. Por ejemplo, el ibuprofeno puede irritar el estómago si lo combinas con alcohol. Una búsqueda rápida en la ficha del medicamento o una charla con el médico te ahorrará problemas.
Paso 5: pregunta al profesional. Cuando tengas dudas, el farmacéutico es tu mejor aliado. Puede indicarte si el genérico que tienes a mano es intercambiable con la marca que prefieres, y te alertará sobre efectos secundarios que podrías pasar por alto.
Al aplicar estos pasos, no solo eliges el medicamento correcto, sino que también te vuelves más consciente de lo que le das a tu cuerpo. La próxima vez que vayas a la farmacia, lleva tu lista de principios activos y compara antes de comprar. Tu salud y tu bolsillo te lo agradecerán.
Aprende a seleccionar el medicamento correcto enfocándote en su principio activo, comparando genéricos y marcas, y evitando interacciones y efectos secundarios.
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